Como en toda era que se sucede, aquellos que se proyecten por encima de este tiempo, recordaran a nuestra humanidad asignándole algún nombre. Podría ser la era del petróleo, ya que todas nuestras actividades se fundamentan en el uso y abuso de este combustible-matriz de todos los bienes que consumimos y que organiza todos los órdenes sociales hasta arrastrarnos en dinámicas de guerras genocidas. Pero tal vez, sea conveniente para los futuros historiadores, recordarnos como una era nuclear ya que será la tecnología atómica la que le ponga un punto final a nuestra civilización. La energía nuclear ya condenó al planeta tierra al detonar más de 2000 explosiones en ensayos nucleares permitiendo la circulación de la radiación por todo el globo. Pero además se han sembrado más de 450 centrales nucleares imposibles de desactivar, que se convertirán más tarde o más temprano, en un par de décadas a lo sumo, en eternos cementerios, potenciales Chernobyles o Fukushimas que terminen por ejecutar la última reserva de vida que aún queda en este planeta.
Mientras en Fukushima se lanzan toneladas agua radiactiva al océano por día, en Argentina se planea destinar 16.000 millones de dólares a la construcción, por parte de empresas extranjeras, de nuevos reactores nucleares, sumados a los ya existentes. Nosotros como movimiento antinuclear de las ciudades de Zárate y Campana, donde se encuentran 2 reactores nucleares y se planea construir 2 más, debido al potencial riesgo por nuestra cercanía, (nos encontramos a menos de 100km de Uruguay) queremos cumplir con el deber moral de informales y les mandamos un fuerte abrazo con la esperanza de luchar juntos por una única causa.